Hoy me han hecho reflexionar ya de mañana sobre la amistad.
Antes cuando salía de fiesta, nunca faltaban compañeros, siempre había plan por un lado, por otro, o por el de más allá.
Ahora cuando necesito algo más que un café, tengo una lista larga de amigos que sé están al otro lado del teléfono, de la pantalla o de mi puerta esperándome antes que diga Ay. Los de siempre, los nuevos y también los que vendrán, por qué no. Y lo sabía, pero mola confirmarlo.
Preparando las direcciones para las postales de Navidad, nos hemos dado cuenta que cada Diciembre aumenta considerablemente el número de personas a las que queremos felicitar y que en los últimos cinco años (desde que felicitamos juntos mi marido y yo) sólo hemos quitado a dos destinatarios.
Como sé que la señorita de la unidad de quemados a la que este año no le vamos a enviar postal (porque pa'que malgastar el sello y sobre todo nuestra ilusión) me leerá aunque sea a través de su amiga (?), debo comunicar que se lo ha ganado a pulso y que gracias a ella hemos descubierto en mi casa que mi paciencia y mi aguante sí que tienen límite. Es que no lo sabíamos.
Me siento afortunada por teneros al otro lado. A mi lado.
2 comentarios:
Y es que eres afotunada, pero menos que yo, que he tenido la suerte de conocerte.
AMISTAD y en mayuscula la escribo, pues aunque sea hace poco tiempo que te conozco , ya formas parte de mi circulo de amistad
saluditos
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